Los lazos de amistad
se potencia recíprocamente y no puede
existir por separado. La realidad de la amistad es dual. Implica la existencia de al menos dos personas. La
amistad necesita a un interlocutor para compartir.
En todas las
situaciones, tanto buenas como en los momentos difíciles aparece nuestro amigo
al que podemos recurrir y dejarnos aconsejar, descargar, llorar, reír y escuchar. De una u otra forma comunicarnos
con él.
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